Es el nombre de un paraje mítico situado en el cresterío del monte Garate. Su denominación, literalmente «peña grande» procede de un gran bloque que forma el estrato natural de arenisca en esa zona. A dicha peña se le atribuye la leyenda de que son visibles sobre ella las huellas de las pisadas «amabirjinaren oinatzak» dejadas por la Virgen en su camino hacia Itziar.
Según la leyenda la Virgen pisó primero sobre esta peña, después en el espacio donde se ubica el santuario de la Virgen de Arritokieta en Zumaia y por fin en Itziar. Esta leyenda alude a los petroglifos que muestra esta peña. Contiene diversas cazoletas, algunas naturales y otras artificiales, que bien han podido originar el mito de las huellas de la Virgen. La piedra sacralizada, contiene, además, diversas cruces talladas. Ciertamente Arriaundi constituye un espacio sacralizado desde tiempo inmemorial. Muestra de ello en sus inmediaciones se ubican los dos túmulos prehistóricos que conforman la estación megalítica de Arriaundi.
Todo este valor simbólico y mítico han hecho que la piedra de Arriaundi haya constituido durante siglos un lugar referencial. Así, la piedra marca el cruce de dos importantes calzadas medievales: la que procedente de Zarautz se dirige hacia Zumaia y la que desde Getaria penetra en el interior de la Península. La pradera que se halla junto a la piedra servía en el pasado para la celebración de romerías, protagonizadas, a modo de ritos de iniciación, por jóvenes de ambos sexos de las inmediaciones.