Estas dos torres contiguas, situadas en la calle mayor, conforman, junto a la vecina iglesia de San Salvador, un conjunto de gran valor artístico e histórico. Pese a que ambas torres muestran rasgos típicos de la arquitectura gótica (portadas doveladas, ventanas ojivales y geminadas), el estudio arqueológico de la torre de Zarauz desveló que el edificio es producto de las sucesivas ampliaciones de una torre datable en el s. XIV y que, al menos parte de su fachada, data en realidad del s. XVII.
Las excavaciones realizadas en dicho solar sacaron a la luz, además, un valioso yacimiento arqueológico que custodiaba huellas de presencia humana desde el s. II d. C. hasta el s. XX, por lo que permitió reconstruir la historia de este enclave desde época romana hasta nuestros días.