Faro de Getaria

El Faro de Getaria se encuentra en el extremo del famoso Ratón de Getaria, un símbolo de la villa, en el Monte de San Antón. Esta importante obra de señalización marítima fue erigida sobre los restos de la antigua ermita de San Antón, cuyos vestigios fueron descubiertos durante una intervención arqueológica en 2008. Además, en este mismo punto se pueden observar los restos de una atalaya, que formaba parte del sistema de vigilancia del monte San Antón. Tanto la ermita como la atalaya ya fueron utilizadas en 1813 para instalar una farola, aunque el faro como tal no se construyó hasta 1862.

El faro tiene una torre de 21 metros de altura, y su plano focal se sitúa a 93 metros sobre el nivel del mar. Junto a la torre se encuentra un pabellón que alberga la vivienda del farero. El acceso está restringido a vehículos, pero el Monte de San Antón es ahora una zona de recreo y esparcimiento para los habitantes de Getaria, quienes disfrutan de las vistas y la tranquilidad de este emblemático lugar.

Atalaya del monte San Antón

La atalaya del monte San Antón es una de las principales del País Vasco. Desde este punto estratégico, se contempla toda la costa vasca, extendiéndose desde los cabos Higer hasta Matxitxako. Desde aquí, se pueden observar las bocas de todos los puertos de Gipuzkoa, así como aquellos en el tercio oriental de Bizkaia. El sistema de atalayas de San Antón consta de dos puestos: uno en la cumbre del monte y otro en el peñón que se alza en su extremo norte. Hoy en día, se pueden ver la caseta de la atalaya, conocida popularmente como Katxapo, construida en el siglo XX, y una pequeña torre cilíndrica en ambos puestos de vigilancia.

Las atalayas cumplían diversas funciones esenciales para las actividades económicas de cada localidad. En primer lugar, servían para observar y avisar sobre la llegada de galernas y tormentas, o la presencia de buques de guerra o corsarios enemigos, alertando a los pescadores para que se refugiaran en el puerto. En segundo lugar, se vigilaban las ballenas y bancos de peces, lo que permitía a los pescadores llegar rápidamente a su captura. La observación de ballenas fue especialmente importante en la Edad Media, pues su caza era el principal recurso económico que permitió el desarrollo de localidades como Getaria. En tercer lugar, se alertaba sobre la llegada de grandes barcos que necesitaban ser atoados o remolcados al puerto, para que los marineros de Getaria pudieran acudir a su ayuda. Por último, se contabilizaba el tráfico naval de los puertos cercanos para obtener información crucial que facilitaba la negociación de precios de las mercancías que los mercantes extranjeros traían, especialmente cereales y legumbres.