Fue propiedad de los señores de Aldamar, emparentados al linaje de la casa de Zarauz. Según consta, esta antigua casa-torre era conocida como de “La Atalaya”. A principios del siglo XVII fue reconstruida, conformando un amplio complejo palaciego, al que el historiador Lope Martinez de Isasti, se refería en 1625 de la siguiente manera: «Es principal y antigua, que los dueños de ella sirvieron el Emperador Carlos V en Túnez y en otras ocasiones con sus naos…”. El edificio señorial se hallaba adosado a la muralla del frente de tierra de Getaria. Contaba con huertas y otras dependencias entre las que figuraba el imponente edificio, semejante a una torre, que servía de almacén de cereales y otros productos, adquiridos a través de las extensas rentas que cobraban los Aldamar, así como a través de sus relaciones comerciales.
A día de hoy es el edificio de la torre-almacen el único vestigio que sobrevive del gran complejo palaciego de los Aldamar. La parte noble, adosada a la muralla, resultó completamente destruida durante el asedio y posterior asalto carlista sufrida por la villa en 1835-1836. A pesar de haber sufrido reformas, conserva sus muros de sillería de arenisca, así como la gran portada de arco de medio punto que daba acceso al almacen que se halla cubierto mediante una bóveda.